Huertos en mi Comunidad, Huertos para la Vida y la Alegría

UDSC_0241na de las tareas a la que la gente, en estos tiempos en que la política y las decisiones, otra vez han sido expropiadas de la vida cotidiana, por los partidos, los caudillos y los patrones, ha sido y es la de construir espacios de encuentro para recuperar la confianza mutua, perder el miedo y establecer, como nunca debíamos haber olvidado, tareas, horizontes y sueños colectivamente.

El proyecto de educación productiva HUERTOS PARA LA VIDA Y LA ALEGRIA, impulsada por la Fundación Abril y la unidad educativa Santa Rosa de Lima, busca que los niños y niñas restablezcan lazos con la naturaleza a la vez que aprendan contenidos curriculares y produzcan sus propios alimentos.

Otra de las iniciativas en agricultura orgánica,  corresponde a la Organización de Inquilinos de Cochabamba (OINCO), quienes con conseguido, como prolongación de su Plan de Vivienda Ecológica, Social y Comunitaria, el establecimiento de un espacio, denominado HUERTOS EN MI COMUNIDAD, que ante todo es el lugar donde la gente se reúne para dedicarse, cada domingo, a capacitarse mutuamente en la construcción de los Huertos de Hortalizas, en la tarea asumida hace tiempo atrás de preparase para “Vivir Bien”.

 

Y ese “prepararse y capacitarse” en los Huertos escolares y comunitarios, le ha dado al cuidado de las hortalizas, una significación y dimensión, de re-aprender a vivir en Comunidad, de re-conocernos como iguales y darse cuenta cuán difícil había sido recuperar  los valores de reciprocidad, solidaridad, transparencia y ante todo respeto entre nosotras y nosotros.

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Hemos entendido también la verdadera importancia de regresar a la tierra, a la PachaMama, no como muertos, sino en la plenitud de nuestra vida, a volver a trabajar con ella, amarla y dejarnos amar, a respetarla como fuente de vida, a compartir su energía, su calor, su sequedad y su humedad, es decir su vida como tal. De esta manera, los Huertos familiares entonces, se convierten en lugares de Convivencia Social y de re-establecer la relación armónica con la Madre Tierra.

Los Huertos no son lugares de expertos, de especialistas, es la articulación entre la gente sencilla y trabajadora (si así quieren considerarse también los expertos y políticos, vengan que el espacio es suyo), son espacios de horizontalidad, de organización, de distribución justa del trabajo, de compartir las penas y alegrías entre mayores y menores, entre mujeres y varones, entre hijos, hijas, madres y padres, entre abuelos, abuelas y los y las nietas para verse, escucharse, hablarse y seguir conspirando contra este sistema de injusticia que quiere condenarnos al olvido y al perdón de los poderosos.

Los Huertos, en conclusión, son obra y creación de manera conjunta y colectiva entre todos y todas con nuestra Madre Tierra, para la Vida, para la Alegría de crecer juntos y juntas como personas, como familia, como Comunidad, por un mundo de la Justicia y la Alegría.

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