Un poco de historia: Hacia una Vivienda Digna

 

OINCO nace el 16 de marzo de 2007 a partir de la necesidad de un amplio sector de la población cochabambina de contar con una vivienda propia, una vivienda digna donde criar sus hijos en condición de seguridad y salubridad. Actualmente, más del 52% de la población de la ciudad de Cochabamba se ve obligada a alquilar una vivienda en algún lugar de la misma o del área peri-urbana. En la mayoría de los casos, se trata de personas que no tienen los recursos suficientes para comprar un lote y/o construir su vivienda; gente que, con lo poco que gana, no puede hacer frente a la salvaje especulación de los loteadores y de las inmobiliarias (en los últimos 5 años, en Cochabamba el precio de los lotes subió el 200%); familias enteras obligadas a vivir hacinadas en un cuarto o en espacios reducidos, que muchas veces no cuentan con las condiciones de salubridad necesarias por la falta de servicios básicos.

OINCO se constituyó para hacer frente a esta necesidad social y luchar colectivamente para reivindicar el derecho a vivir dignamente en nuestra ciudad. La organización de inquilinos de Cochabamba a los largo de más de cuatro años ha realizado un proceso de organización, acción y propuestas que ayudaran a reducir el problema habitacional de miles y miles de familias. En la actualidad la OINCO aglutina a un amplio sector de la población cochabambina de escasos recursos que no cuenta con una vivienda propia y vive en situación de inquilinato. Es un espacio autónomo de información, reflexión y propuesta que defiende los derechos de las y los inquilinos y busca una vivienda digna para todas y todos los bolivianos.

Nuestra organización ha elaborado, con la colaboración de algunas instituciones amigas, un plan piloto de dotación de vivienda social en suelo de propiedad y uso comunitario. El plan de vivienda propuesto prevee la construcción de eco-condominios -con sistema de reciclado de agua (tan escasa en nuestra ciudad) y dotación de paneles solares- para 620 familias en un suelo de 5 has, del cual sólo el 25% será destinado a ser edificado, el resto será dedicado a espacios de uso colectivo como áreas de esparcimiento, canchas deportivas, ambientes para uso comunitarios y terrenos destinados a la agricultura urbana (como huertas e invernaderos vecinales).

Normalmente en un sistema de loteo, para ubicar a 120 familias, se necesitan de 15 a 20 has. En la mayoría de los casos, el loteamiento de las tierras no sigue ninguna planificación urbana; las áreas ocupadas no cuentan con acceso a los servicios básicos (en particular, con sistemas de alcantarillado y drenaje de aguas residuales) y se convierten rápidamente en lugares de alto riesgo para la población por el grado de contaminación ambiental al que llegan.

OINCO – a través de su plan piloto – propone que el Estado empiece, junto con la participación de las organizaciones sociales, a limitar estas prácticas de ocupación del suelo y a fomentar un uso alternativo, más justo y racional, del territorio urbano. ¿Cómo? Garantizando el derecho a una vivienda digna, poniendo un límite a la mercantilización de nuestras tierras y de la vida que se desarrolla en ellas, buscando soluciones ecológicas para una gestión más sustentable de los servicios básicos, y planificando una mejor ocupación del suelo, que permita recuperar tierras agrícolas y espacios de uso comunitario.

En esos tiempos de cambio, en los que se habla tanto de buen vivir, nuestra organización tiene una propuesta concreta para empezar a vivir mejor en nuestra ciudad y garantizar que también los sectores más pobres de la población tengan derecho a vivir bien y dignamente.

Desde la constitución de nuestra organización hemos trabajado colectivamente desde diversas áreas: información, comunicación, articulación y movilización. En el camino  se han realizado encuentros, talleres, foros departamentales y nacionales en las que hemos logrado que se concluya el proyecto a diseño final, aprobado por la gobernación, se ha encontrado un lugar en el cual realizar el proyecto. Después de varios encuentros con los dirigentes de la organización, la comunidad agraria de Arrumani ha aceptado que el plan de vivienda propuesto por OINCO se ejecute en su territorio. Pero para que en la realidad se pueda acceder a este terreno falta que la Alcaldía delimite físicamente el área interesada, para que el INRA pueda proceder al saneamiento de las tierras de la comunidad de Arrumani, sin el cual no se podrá autorizar la construcción de los eco condominios populares propuestos por OINCO. Así mismo en varios encuentros hemos propuesto discutir un plan de financiamiento con el Vice ministerio de Vivienda y lo más importante es que nuestra concepción de vivienda se ha convertido en una política estatal.

En estos más de cuatro años también hemos trabajado en prepararnos para vivir en comunidad, para vivir con dignidad rescatando los valores de reciprocidad, solidaridad y ayni de nuestras y nuestros ancestros, conjuntamente con otras organizaciones nos hemos capacitado para plantar y manejar la tara, para realizar el tratamiento de aguas residuales, para reciclar papel y hemos aprendido a construir y producir nuestros alimentos en huertos urbanos, este trabajo lo hemos realizado conscientes de que nuestro proyecto no solo significa dotar de viviendas al que más lo necesita si no de cambiar las maneras de relacionarse entre las personas para vivir con dignidad y en comunidad. Porque  uuna “vivienda digna”  no solo se trata de un “Techo”, de lo material, de lo físico, sino también de lo espiritual, de nuestras relaciones con la gente, con la familia, la Comunidad y la naturaleza.

Unidad, Organización, Confianza, Lucha, Perseverancia, son los instrumentos que hasta hoy nos han servido en esta noble y larga tarea de dignificación de la vivienda y la vida de nuestras familias.

 

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