Ecologismo Popular, ecologismo de verdad

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El día martes 5 de octubre, la Organización de Inquilinos de Cochabamba celebró el día mundial del hábitat con un hermoso despliegue de su trabajo, esfuerzos y sueños por una vivienda digna. Como siempre, la OINCO hizo gala de su imaginación  (gracias a la egoísta actitud de la alcaldía cochabambina que les negó la ocupación de la plaza Colón) tomando una angosta y céntrica calle de la ciudad para mostrar los productos de sus huertos urbanos y exponer a la población su proyecto de vivienda social.

En medio de automóviles y transeúntes, los y las compañeras instalaron puestos de venta (a buen precio y bien yapado) de cebolla, lechuga y albahaca orgánica que produjeron en un ex-tiradero de chatarra en pleno centro de la ciudad, ahora convertido en la autodenominada “Escuela Popular Agroecológica OINCO”. Asimismo, y en una demostración de desprendimiento y promoción de la agricultura urbana, regalaron plantines de acelga, tomate y lechugas producidos en sus almácigos.

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Por otro lado, presentaron la maqueta de su proyecto de vivienda, que contempla huertos urbanos, una planta de tratamiento de aguas y reciclaje de basura. Para la OINCO una vivienda digna es  la unión entre una infraestructura adecuada y condiciones de vida que garanticen una vida plena, libre y feliz. La vivienda digna significa mantener un hogar sin violencia, con buenas relaciones entre vecinos, con la comunidad y con la naturaleza a la vez que podemos gozar de nuestra privacidad y un espacio propio. Además,  se pone el acento en la propiedad comunitaria de la tierra urbana, para de esta manera evitar la especulación y la mercantilización de los lotes.  Esta iniciativa no busca “vender” casas, sino construir comunidades.

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La OINCO lucha desde hace 7 años por la concreción de su proyecto de vivienda social, sin embargo, la burocracia y desinterés de las autoridades públicas hacen que hasta ahora no se pueda consolidar un terreno donde empezar a construir. Al parecer, los gobernantes no recogen las iniciativas y esfuerzos que organizaciones como la OINCO llevan adelante,  y está claro que existe temor en las mafias de la tierra (loteadores) pues este programa frenaría el lucrativo negocio de las casas en Cochabamba.

Pero las y los compañeros de la OINCO, gente incansable y optimista, sigue peleando para concretar su proyecto, sigue produciendo hortalizas en su huerto aunque ya hayan recibido, por parte de la Gobernación Cochabambina,  avisos de desalojo del terreno (léase basural) que se les había concedido. Así, en medio de una institucionalidad anquilosada, de mente y espíritu cerrado, hay gente que desde abajo quiere y hará la diferencia para encontrar, de verdad, el vivir bien.

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