Primera Cosecha de los “Huertos en mi Comunidad”
El día miércoles 5 de marzo, miércoles de ceniza del carnaval, en medio de un ambiente festivo y siguiendo el calendario agrícola tradicional, se realizó la primera gran cosecha de productos de los huertos orgánicos de la OINCO. Este importante evento contó con la participación de miembros del Servicio Departamental Agropecuario (SEDAG), el Servicio Departamental de Gestión Social (SEDEGES) y el proyecto LADERAS perteneciente a la Facultad de Agronomía de la UMSS.
Siguiendo un pequeño cronograma, el proyecto “Huertos en mi Comunidad” y la OINCO, recibió palabras de amistad, felicitaciones y compromisos de apoyo por parte de las instituciones amigas, además de expresiones de admiración por haber construido exitosamente un huerto en pleno centro de la ciudad, en un ex tiradero de chatarra y con escasa materia orgánica.
Después, se procedió a la k’oa y ch’alla tradicional de carnaval en agradecimiento a la Pachamama por todos los productos recibidos. De esa manera, todos y todas brindamos por el esfuerzo colectivo invertido, por los días de limpieza, de siembra y de riego, por las muchas dificultades superadas y las experiencias vividas en estos meses de convivencia con la tierra y construcción de comunidad.
Momentos después, con takipayanakus vallunos, jóvenes, mujeres, hombres, niños, niñas, ancianos y ancianas se volcaron en masa hacia nuestras camas de cultivo para cosechar los frutos de la madre naturaleza: Cebollas, repollos, brócolis, pepinos, calabazas, lechugas, remolachas y rábanos. Grande fue la sorpresa, incluso para algunos ingenieros agrónomos presentes, al ver el gran tamaño de las cebollas y remolachas que provocaron mucha emoción y orgullo a las y los compañeros inquilinos. Finalmente, la OINCO dio a todos los asistentes una lección de solidaridad y buena voluntad: toda la producción fue donada a los hogares de niños y ancianos pertenecientes a la SEDEGES.
Esta es la digna labor de las y los miembros de la organización de inquilinos de Cochabamba, quienes empiezan a reconstruir esos lazos rotos con la naturaleza, debido a la vida urbana. La agricultura comunal, familiar y escolar en las ciudades nos permite también reconstituir el tejido social de una sociedad cada vez más individualista y alienada. En los huertos nos re-conocemos, no organizamos, deliberamos, reímos, discutimos, intercambiamos experiencias y vivencias, en fin, hacemos aquí y ahora ese mundo en el viviremos mañana, es decir, un mundo mejor.